Lidiar con tanto al mismo tiempo sin descanso suficiente ni espacios personales puede sentirse realmente abrumador, y es completamente válido que te sientas así. Lo primero que quiero decirte es que no estás solo en esto, y que el nivel de estrés que describes no es menor. Estás enfrentando muchas exigencias a la vez, y tratar de mantener todo en equilibrio sin ayuda puede sobrepasar a cualquiera. A veces llegamos a un punto en que las técnicas básicas de manejo del estrés, como la respiración o la música, simplemente no alcanzan, y eso no quiere decir que estés fallando, sino que el nivel de carga es demasiado alto y necesitas otro tipo de apoyos.
Es importante entender que el estrés crónico puede tener efectos serios tanto en la salud mental como en la física. Puede afectar la concentración, el sueño, el estado de ánimo y hasta el sistema inmune. Si ya sientes que estás funcionando en automático, con irritabilidad constante y sin descanso real, probablemente es un buen momento para buscar ayuda profesional. A veces lo más inteligente y valiente que podemos hacer es pedir apoyo externo para poder organizarnos mejor y recuperar algo de bienestar. Un psicólogo o terapeuta puede ayudarte a priorizar, crear estrategias más ajustadas a tu realidad y, sobre todo, acompañarte emocionalmente en este proceso que no es fácil. También podrías explorar si hay redes de apoyo a tu alrededor (familia, amigos, servicios sociales) que puedan aliviar un poco tu carga.
Mientras tanto, intenta darte pausas mínimas aunque sean de pocos minutos al día para reconectar contigo, y recuerda que no necesitas hacerlo todo perfecto ni solo. El autocuidado en tiempos difíciles no es un lujo, es una necesidad básica, y mereces encontrar un espacio para el tuyo. Si das ese primer paso hacia la ayuda, puedes empezar a sentirte más contenido y con más herramientas para salir adelante.