Hola, buen día. Les escribo desde un lugar de mucha preocupación. Tengo un hermano que ha estado lidiando con una adicción al alcohol desde hace varios años. Somos de una familia bastante unida, mexicana, y como suele decir mi abuela: «La sangre llama». Por eso ha sido muy difícil ver cómo su vida se ha ido complicando poco a poco, y también cómo esto afecta a toda la familia. Yo intento estar ahí para él, escucharlo, motivarlo, incluso lo he acompañado a grupos de apoyo algunas veces, pero últimamente me siento emocionalmente agotado. Mi pregunta va en dos partes:
1. ¿Cómo puedo brindarle apoyo real y efectivo sin convertirme en su ‘salvador’ o perderme a mí mismo en el intento? ¿Hay estrategias o límites sanos que debería aprender a poner?
2. Desde su experiencia profesional, ¿cuáles son señales claras de que una persona ya está lista para iniciar un tratamiento serio y sostenido contra su adicción? Porque a veces mi hermano prometía que iba a dejar de tomar, y duraba unos días bien, pero luego recaía.
Agradecería mucho sus perspectivas. Sé que las adicciones son temas complejos y que no hay soluciones mágicas, pero escuchar orientaciones desde el conocimiento psicológico me ayuda a entender mejor y dar pasos más firmes. ¡Un abrazo y muchas gracias por el espacio!


