Hola, quería consultarles desde mi experiencia personal como padre de un adolescente de 14 años con quien estoy atravesando una etapa compleja en cuanto a la regulación emocional y los límites. Mi hijo es muy inteligente, sensible, pero también reactivo cuando se siente invalidado o sobreexigido. He intentado aplicar modelos de crianza respetuosa y disciplina positiva, pero noto que en momentos de crisis –cuando hay frustración o confrontaciones por normas del hogar– tiende a cerrarse, evitar el diálogo o tener explosiones verbales que luego refuerzan su sentimiento de culpa.
He estado leyendo sobre el concepto de co-regulación emocional en la adolescencia, y entiendo que el cerebro adolescente aún está en desarrollo en zonas clave para la toma de decisiones, autocontrol e interpretación emocional (como la corteza prefrontal), y que justamente por esto requieren presencia empática más que juicios rápidos. Sin embargo, a veces siento que, al intentar ser ese adulto disponible y contenedor, él me percibe como invasivo o controlador, y se aleja aún más.
¿Cómo equilibrar ese rol de ‘base segura’ sin caer en la sobreprotección o en la minimización de su necesidad de autonomía? ¿Dónde está el punto medio entre sostener emocionalmente y dejar que atraviese sus propios procesos, incluso si eso implica errores o momentos difíciles? ¿Existen estrategias específicas desde la neuropsicología del desarrollo o enfoques como la Terapia Basada en la Mentalización que puedan aplicarse en lo cotidiano por padres no terapeutas? Agradecería mucho ejemplos concretos o sugerencias técnicas especialmente pensadas para este rango etario.
Gracias por la labor que hacen y cualquier orientación que puedan ofrecerme.