Hola equipo, les escribo porque tengo una inquietud que va más allá del cuadro clínico convencional de la depresión. Me interesa explorar la interacción entre una distimia de base (o TDP persistente) y los episodios depresivos mayores superpuestos, lo que algunos llaman ‘depresión doble’. En mi caso, llevo años lidiando con un estado afectivo bajo, casi cronificado: no presento anhedonia extrema ni ideación suicida activa, pero sí una sensación constante de inutilidad, fatiga cognitiva y falta de motivación. Lo paradójico es que en momentos críticos, donde entro en lo que podría diagnosticar como un episodio mayor, hay una especie de ‘claridad’ emocional: al menos puedo identificar que estoy mal, versus el arrastre difuso del día a día.
Mi pregunta es múltiple: ¿Cómo afecta esta co-ocurrencia el pronóstico y el diseño de una intervención terapéutica efectiva? ¿Hasta qué punto la prolongación de una afectividad negativa moderada puede alterar la identidad personal (autoimagen, narrativa de vida, locus de control)? Y específicamente: ¿qué papel tiene la memoria autobiográfica en este tipo de cuadros? He leído estudios que vinculan la depresión con un sesgo en el recuerdo de información específica emocionalmente congruente, y me inquieta pensar si con tantos años en este estado, mis propios recuerdos personales están mediados por una narrativa depresiva que refuerza el trastorno.
Gracias desde ya por tomarse el tiempo. Agradecería mucho que pudieran considerar estas preguntas desde una lente más clínica y también cognitiva-neuropsicológica si es posible. Saludos cordiales.