Inicio / Preguntas / Trastornos sexuales / ¿Cómo distinguir entre una disfunción sexual y una fase pasajera en la vida íntima?

¿Cómo distinguir entre una disfunción sexual y una fase pasajera en la vida íntima?

Hola, llevo un tiempo reflexionando sobre el tema de los trastornos sexuales, en parte por curiosidad personal y también porque me interesa entender mejor cómo influyen la mente, las emociones y las experiencias en nuestra vida sexual. Me hago muchas preguntas y a veces me cuesta encontrar respuestas claras que no sean excesivamente técnicas o simplistas.

Por ejemplo, me pregunto: ¿cómo puede uno saber si está atravesando un trastorno sexual —como una disfunción eréctil, bajo deseo o anorgasmia— o si simplemente está pasando por una fase relacionada con el estrés, la rutina, o los cambios hormonales o emocionales? ¿Existe algún tipo de autocriterio o señales de alerta que puedan orientar a una persona para decidir si necesita buscar ayuda profesional?

Además, me causa curiosidad cómo influye el contexto social y cultural en nuestra percepción del «rendimiento sexual». A veces me parece que vivimos bajo tanta presión respecto a lo que se espera del sexo, que podríamos estar patologizando frustraciones o inseguridades comunes. ¿Cómo trabajan los psicólogos para diferenciar entre un trastorno real y una autopercepción negativa influenciada por expectativas irreales?

También me interesaría saber si han notado diferencias entre cómo hombres y mujeres abordan estos temas en terapia. ¿Se expresan de formas distintas? ¿Tienen miedos o vergüenzas particulares que los frenan para pedir ayuda?

Sé que es un tema amplio y complejo, pero justamente eso me atrae: entender matices, historias, ejemplos. Si pueden compartir experiencias generales desde su profesión o recomendar formas de abordar este tema desde el autoconocimiento, la comunicación en pareja o la educación sexual, sería genial.

Gracias por leer y por todo lo que hacen.

✅ Mejor respuesta
Avatar

Hola, qué bueno que te tomes el tiempo de reflexionar sobre estas cosas, porque efectivamente la sexualidad es un aspecto profundo, personal y también muy influido por las vivencias, emociones y contextos sociales. Entender la diferencia entre una disfunción sexual y una fase pasajera puede ser confuso, sobre todo porque muchas veces las preocupaciones sexuales no tienen una causa única, sino que se entremezclan con factores emocionales, físicos, relacionales e incluso culturales. Un criterio útil puede ser observar cuánto tiempo ha durado ese cambio, cuánto malestar genera y si afecta otras áreas de tu vida o tu autoestima. Si, por ejemplo, notas que el problema persiste más allá de un par de meses, aparece en distintos contextos o empieza a producir angustia importante, es un buen momento para consultar.

Muchas veces las personas llegan a terapia sintiéndose «rotas» o «falladas» cuando en realidad están cargando expectativas súper rígidas respecto a lo que debería ser el sexo. A veces nos comparamos con lo que vemos en redes o medios, y no vemos que el deseo fluctúa, que hay momentos de más o menos conexión, y que eso no siempre es un problema clínico. Desde la psicología tratamos de escuchar la historia completa antes de diagnosticar nada. La clave está en acompañar con respeto y sin juicios, e ir descubriendo si el malestar viene de un trastorno sexual específico o de cómo la persona está viviendo y pensando su sexualidad.

En cuanto a las diferencias entre hombres y mujeres, sí hay matices. Muchos hombres se sienten presionados a “cumplir” y algunas mujeres se sienten desconectadas de su deseo sin saber si eso es normal o no. Pero todo depende mucho de la historia individual. Sea cual sea el caso, abrir estos temas en un espacio seguro puede ser muy liberador. Y claro, también ayuda mucho conversar en pareja, informarse con fuentes confiables y darse permiso para explorar sin miedo. Gracias a ti por escribir con tanta apertura y profundidad.

Debes iniciar sesión para responder.