Gracias por tu pregunta, es muy pertinente y aborda una dimensión sensible y compleja del trabajo clínico con personas de género no normativo. Desde nuestra experiencia en psicología afirmativa y también desde marcos integradores, vemos que una de las claves está en ayudar a construir relatos donde la identidad de género no solo sea validada, sino también situada como parte coherente y enriquecida de la historia de vida de la persona. Muchas veces, esto implica acompañar en el proceso de resignificar experiencias pasadas bajo nuevas comprensiones de sí, lo cual puede liberar a la persona de narrativas previas que eran impuestas o limitantes.
En contextos sociales binarios y en familias o comunidades que invalidan estas expresiones, trabajamos mucho desde el fortalecimiento del self a través del vínculo terapéutico, creando un espacio seguro donde explorar y validar el género vivido. La coherencia narrativa muchas veces aparece cuando se da permiso para existir más allá de las categorías establecidas, y esto se puede facilitar con estrategias como el trabajo con referentes positivos, la construcción de microespacios afirmativos, y diálogos internos que respeten los ritmos y matices de cada quien. El enfoque interseccional también es muy valioso, porque ayuda a reconocer cómo distintas dimensiones de la identidad (como clase, etnia, orientación sexual) influyen en cómo se vive y expresa el género, permitiendo una comprensión más completa y compasiva del proceso identitario.
En definitiva, acompañar estos procesos es un acto profundo de escucha y validación, donde el objetivo no es ajustarse al molde, sino construir una vida auténtica en diálogo con lo que la persona siente verdadero para sí misma, aún cuando eso desafíe lo normativo o genere incomodidad en su entorno.