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Gracias por compartir tu inquietud, es muy valioso que estés buscando maneras positivas de acompañar a tu hija en el manejo de sus emociones. La frustración es una emoción muy común en los niños, especialmente cuando están aprendiendo a manejar sus límites, deseos y expectativas. A veces, lo que para un adulto puede parecer un pequeño contratiempo, para ellos puede sentirse como una gran barrera, y eso puede generar reacciones intensas.

Una forma de ayudarla es validando sus emociones, es decir, mostrarle que está bien sentirse frustrada, que no es malo ni incorrecto. Por ejemplo, puedes decirle cosas como «entiendo que eso te moleste» o «veo que esto te frustra mucho». Cuando los niños sienten que son comprendidos, muchas veces logran calmarse con más facilidad. Luego, es útil enseñarle herramientas para calmarse, como respirar profundo, contar hasta diez, o incluso tomar un pequeño descanso para volver a intentarlo con más tranquilidad.

Es importante también que pueda ver en ti un modelo de cómo enfrentar la frustración. Si tú manejas bien tus propias emociones, ella aprenderá también a hacerlo. Y quizás lo más importante: tener paciencia y notar que este tipo de habilidades se van desarrollando poco a poco, con el apoyo constante de los adultos que los rodean.

Si sientes que estas conductas son muy intensas o se están volviendo frecuentes al punto de interferir en su día a día o en su convivencia familiar, puede ser útil consultar con un profesional que los oriente de forma personalizada. Pero en general, el camino que estás tomando ya es un muy buen comienzo.

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